La limpieza dental es un tratamiento que consiste en la eliminación de depósitos de sarro con instrumental de ultrasonidos y en la eliminación  de manchas producidas por alimentos y/o tabaco mediante pastas de profilaxis.

A pesar de que mantengamos una correcta higiene bucal, es necesario hacer esta limpieza ya que hay zonas de difícil acceso donde sólo puede acceder un profesional con instrumental específico. Y es precisamente en esos espacios donde la placa bacteriana se va solidificando en formas de depósitos de sarro. Además, en algunos casos el apiñamiento de los dientes dificulta aún más el acceso a una correcta limpieza, lo que puede derivar en enfermedades periodontales, como la gingivitis o periodontitis.

Las limpiezas dentales, en casos concretos, pueden causar cierta sensibilidad dental que no deberían durar más de una semana. Esto sucede al dejar al descubierto partes del diente que antes se encontraban cubiertas por el sarro. Esta sensibilidad, que desaparece a los pocos días, puede hacer que comer y beber sea una experiencia dolorosa. Para mitigarla se recomienda comer o beber los alimentos templados y evitar alimentos calientes o fríos. Si los síntomas de sensibilidad duran más de unas semanas, se deberá acudir al dentista.

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