Las aftas o úlceras bucales son unas llagas que se producen en la boca que habitualmente aparecen en la parte interior de los labios o en las mejillas muy cerca de la boca. Si bien son heridas que aparecen con mucha frecuencia, lo cierto es que no se sabe con precisión por qué aparecen. Podrían producirse por mordeduras, estrés, por roce a causa de aparatos de ortodoncia, por un cepillado muy agresivo de los dientes, lesiones por alguna comida, ingesta de alimentos ácidos o críticos, cambios hormonales o alergias alimentarias etc. Pese a todo, los expertos aún no han podido determinar con exactitud por qué estas pequeñas úlceras aparecen en la boca, lo que sí se sabe es que afectan al 20% de la población y causan dolor e incomodidad tanto para hablar como para comer.

Suelen presentar la misma apariencia: circulares y ovaladas, blanquecinas en el fondo y rodeadas por un halo muy rojizo. Parece que en su aparición puede influir el factor hereditario: aquellos con ascendentes que hayan tenido aftas bucales son más propensos a sufrirlas; también pueden estar relacionadas con determinado virus, pero principalmente con una deficiencia en el sistema inmunológico.

Por regla general son muy dolorosas pero no deben preocuparnos, a excepción de determinados casos en los que salen varias. Si no hubieran desaparecido en un periodo entre 7 y 10 días, duran más de 14 días y son muy dolorosas deberemos acudir a un médico especialista que las revise más profundamente ya que pueden ser signo de una enfermedad grave.

Lo bueno de las aftas bucales es que desaparecen casi siempre por sí solas. El dolor puede ser muy molesto, pero lo importante es no posar ni la lengua ni los dientes en ellas.

Existen muchos remedios caseros para mitigar las molestias y favorecer el proceso de curado espontáneo de la llaga:

– Enjuagues bucales con agua hirviendo y dos cucharadas de romero seco o bien enjuagues con infusión de romero.
– Mantener en la boca un trago de leche fría a modo de enjuague.
– Mantener una bolsa de té negro sobra las úlceras.
– Extraer el gel que se encuentra en los troncos de aloe vera o savia y colocar con un bastón de algodón sobre las llagas.
– Mezclar media cucharada de bicarbonato de socio o sal de mesa con un poco de agua para realizar un enjuague bucal.
– Enjuagues de agua oxigenada diluida con agua.
– Verter el zumo de dos limones en media taza de agua, enjuagar la boca tres veces al día.
– Masticar arándanos previamente lavados que ayuden a la cicatrización.
– Hervir dos cucharadas de cola de caballo colar y lavar con enjuagues mínimo 4 veces al día.
– Consumir yogures y alimentos que contengan Vitamina B, ácido fólico y hierro.
– Colocar un cubito de hielo que ayude a reducir la inflamación.

Imagen cortesía de freedigitalphotos.net

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